Pablo Picasso propuso su propia versión del cuadro de Velázquez, valiéndose de una estética cubista. Si bien tenemos ejemplos musicales coetáneos al cubismo en pintura, buscaba una relación más directa con la imagen fragmentada y colorista que caracteriza este cuadro. Por eso, la obra se construye sobre la suma de diferentes texturas, colores y formas que van apareciendo de forma abruptamente fragmentada. Los cuatro instrumentos son tratados como generadores de dichos materiales, dotando a la obra de una sonoridad brillante y de gran frescura.
Miniatura para cuarteto de cuerda sobre Las Meninas de Picasso